Disfruta.- Los esquís y los remontes pueden llevarte a algunos de los sitios con las vistas más impresionantes del mundo. Pero también pueden ponerte en un aprieto. Lo primordial en este deporte es pasarlo bien. Si sufres, para un rato, por algo las estaciones están llenas de cafeterías.
Contrata un profesor.- Esto no es dar patadas a un balón. Si quieres evitar vicios, dolores de rodillas innecesarios, caídas y sustos, arranca tu experiencia 'blanca' con un profesor de esquí. Tanto en España como en Andorra, los dos destinos más populares en nuestro país, hay excelentes profesionales.
Lleva un equipo adecuado.- Las botas, por ejemplo, son fundamentales en este deporte. Son pesadas, grandes e incómodas, y pueden hacerte la vida imposible. Abrígate pero no te llenes de capas innecesarias ni te quedes corto. Unos buenos guantes son vitales y asegúrate que los pies no se te quedan fríos. Tampoco está de más un casco; se han puesto de moda e incluso los hay bonitos.
Jamás esquíes por encima de tus posibilidades.- Si es tu primera vez, no te preocupes porque la pista sea plana o porque en ella haya bebés. Aprende a tu ritmo. Verás a niños de cinco años bajar como si fuesen profesionales. Nuestro consejo es que no trates de imitarlos y admíralo como adulto.
Respeta las normas de seguridad.- La tercera norma de la Federación Internacional de Esquí dice que el esquiador ha de ir siempre controlado y evitando a quienes van por delante de él. Pero hay nueve más y muy poca gente es consciente de ellas: apréndetelas.
Los trabajadores de las estaciones están para algo.- Respeta siempre los consejos de los trabajadores de las estaciones, sea cual sea su trabajo. Son profesionales que se preocupan, sobre todo, por tu seguridad. No ignores sus consejos, sugerencias ni las indicaciones de las pista
Conoce el lugar dónde esquíes.- No hace falta mirar el mapa de la estación cada 10 minutos, pero échale un vistazo antes de empezar la jornada. Procura tener siempre controlado el lugar del que saliste y una idea clara de cómo regresar hasta él si no quieres llevarte un susto, porque los remontes no suelen retrasar su cierre.
No te agotes.- Esquiar cansa, y mucho. Salvo que estés muy en forma, no es recomendable que empieces a esquiar nada más abrir las pistas y que aguantes hasta su cierre. Un 'forfait' no es una barra libre, lo amortizarás seguro. Cuatro o cinco horas de esquí pueden ser más que suficientes para un principiante e incluso para un experto. No te exijas un 100%, exígete un 80%, porque bajar una pista sin fuerzas puede ser muy peligroso
Protégete del sol.- Si crees que en la playa te pones moreno, espera a probar la nieve. En un día de esquí puedes acabar más rojo que un alemán que esté un mes en Benidorm. Protege tu rostro, orejas e incluso el cuero cabelludo de forma constante. Y, por el mismo motivo, bebe mucha agua. Entre el sol y el esfuerzo puedes acabar deshidratado.
Bebe agua.- Es muy importante estar bien hidratado, así evitaremos la fatiga y los males de altura. Mantén tu cuerpo lo más hidratado posible y lleva contigo algo de agua siempre, también son importantes el chocolate y los frutos secos ya que, ante cualquier problema, te proporcionan energía instantáne
Vive el 'après-ski'.- Si crees que las estaciones de esquí son aburridas estás muy, muy, muy equivocado. En ellas hay bares, restaurantes, discotecas y mil actividades, tanto de día como de noche. Al final de la jornada, relájate y disfruta de la nieve de forma diferente.